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Desde mañana
Y simplemente caminó, como si todas sus heridas de pronto se curaran y le dieran fuerza a unos pies que ya ella no manejaba. Pero era inevitable, en cada paso las palabras, llantos y abrazos de despedida resonaban más que el sonido de sus zapatos contra el suelo empedrado.
De pronto a Ana le llamó la atención el silencio y la quietud del ambiente. Alzó la mirada y se dio cuenta de que ya había dejado atrás la ciudad que le regaló los mejores y peores momentos de su vida. Después de un largo suspiro, aceptó que desde ese instante todo lo vivido sería solamente un recuerdo. Se percató de que lo único que tenía era su arte, con el que batallaría a la vida en cada esquina. Un nuevo juego había comenzado...

Frío
A Franco le habían dicho que cada copo de nieve es la lágrima de un ángel, pero él ya no estaba para creer en esos cuentos. El frío que sentía hoy era de otro tipo, quizás más frió que la propia nieve. De lágrimas ni hablar, hasta eso le había congelado en el alma. Respiró profundamente y pronunció su nombre como si estuviera buscándose a sí mismo en algún lugar, pero en ese espacio...

Mil girasoles para ti
Abrió su puerta y sobre el rodapiés encontró un solitario girasol con una nota escrita a mano en papel carmesí: Mil girasoles para ti, leyó en voz alta, como para eternizar esas palabras en el viento.
La letra era inconfundible, solo podía ser él. La leyó una, dos, cien veces. Al terminar la noche, la frase hablaba por sí sola en su memoria. Todo abría permanecido en silencio, de no ser porque el tan esperado nombre vibraba con la luz del celular...

La mirada
Sus miradas decían lo que sus labios no se atrevían a pronunciar. Los ojos de ella bailaban tímidamente al compás del sin fin de sonrisas que Paulo le causaba con tan solo estar presente.
Se me ocurre pensar que quien siente mucho habla poco y es obvio, porque en el lenguaje del alma sobran las palabras cuando el amor nubla la razón...